En mayo celebramos la conferencia Misionera con hermano David Ruiz. En términos generales fue un éxito por varios temas que lo antecedieron, Tuvimos una asistencia de 105 líderes de diferentes iglesias, La mayoría de los participantes fueron representantes de iglesias que estan involucradas en misiones y eso hace interesante el seguimiento.
* EL TRABAJO MISIONERO *
La predicación del Evangelio no es una tarea fácil, es una labor que requiere sacrificios, esfuerzos, cansancio y muchas veces incomprensión.
También implica “trabajar hasta el cansancio”, “agonizar en una lucha”. Trabajamos hasta el cansancio y el agotamiento, porque nuestros objetivos son eternos, está en juego la eternidad de muchas vidas.
Oswald Sanders escribe que, si un hombre “no está dispuesto a pagar el precio de la fatiga por su liderazgo, siempre será mediocre”.
El cansancio, la soledad, la lucha, levantarse temprano, quedarse despierto hasta tarde y renunciar a los placeres acompañan a la excelencia en cualquier servicio.
El Apóstol Pablo habla en sus cartas de las muchas veces que soportó el cansancio, el sufrimiento, el dolor, la agonía, peligros de muerte e incluso el naufragio.
Podemos entender como soportó todos esos peligros porque tenía la eternidad en la mira, él sabía que el destino de miles de almas estaba en juego. (2 Corintios 1: 24 -27)
En mayo celebramos la conferencia Misionera con hermano David Ruiz. En términos generales fue un éxito por varios temas que lo antecedieron, Tuvimos una asistencia de 105 líderes de diferentes iglesias, La mayoría de los participantes fueron representantes de iglesias que estan involucradas en misiones y eso hace interesante el seguimiento.
* EL TRABAJO MISIONERO *
La predicación del Evangelio no es una tarea fácil, es una labor que requiere sacrificios, esfuerzos, cansancio y muchas veces incomprensión.
También implica “trabajar hasta el cansancio”, “agonizar en una lucha”. Trabajamos hasta el cansancio y el agotamiento, porque nuestros objetivos son eternos, está en juego la eternidad de muchas vidas.
Oswald Sanders escribe que, si un hombre “no está dispuesto a pagar el precio de la fatiga por su liderazgo, siempre será mediocre”.
El cansancio, la soledad, la lucha, levantarse temprano, quedarse despierto hasta tarde y renunciar a los placeres acompañan a la excelencia en cualquier servicio.
El Apóstol Pablo habla en sus cartas de las muchas veces que soportó el cansancio, el sufrimiento, el dolor, la agonía, peligros de muerte e incluso el naufragio.
Podemos entender como soportó todos esos peligros porque tenía la eternidad en la mira, él sabía que el destino de miles de almas estaba en juego. (2 Corintios 1: 24 -27)